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El gol olímpico de Juan Carmona

Sucedió un 1 de enero. Seguramente de 1973, aunque es difícil precisar el año. Los campos eran de tierra, eso seguro. También es seguro que el Alcorcón jugaba contra el Toledo y que Aparicio iba a conseguir el gol más famoso de todos los que se hayan registrado en favor de los alfareros. Fue nada más empezar el partido. Viendo al portero rival fuera de su portería, trazando la raya que se hacía entonces desde el punto de penalti hasta la línea de meta, le pidió a Sevilla, delantero legendario de la Agrupación, que le pasara la pelota para chutar al fondo de la red según pitara el árbitro. Así lo hizo éste y Aparicio, que tenía un guante en el pie, sorprendió a todos consiguiendo un tanto que nunca antes se había visto, desde el centro del campo.

Son muchos los que recuerdan la jugada y no dudan en señalar que no ha habido un gol mejor en los 45 años de vida del Club. Y es cierto que, casi con toda probabilidad, la acción no tenga comparación en cuanto a espectacularidad. Sin embargo, sí la tiene en lo que a calidad se refiere. Ocurrió también en aquellos maravillosos setenta y fue obra de Juan Carmona. Pese a que él es uno de los que dicen que, primero el gol de Aparicio y después el resto, su saque de esquina que fue directo a puerta en el campo del Tiemblo, merece también el mayor de los reconocimientos.

Carmona era, de acuerdo con sus palabras "un lateral derecho con vocación ofensiva. Cuando jugaba yo, no lo hacía nadie más en mi banda. Iba para arriba, tenía presencia en ataque, era muy ofensivo. Además tenía mucha fuerza y técnicamente, sin ser un prodigio, no era malo. Defendía bastante bien." Así fue como, en el mencionado partido en el Tiemblo, este carrilero se encontró en zona de ataque con la pelota despejada a córner. Lo normal es que ese córner lo hubiera sacado Aparicio pero ya que estaba él por allí, decidió botarlo. Y pasó lo que pasó.

"Le dije a Aparicio que ya tiraba yo el córner. Y sin intención ni nada, le pegué de tal manera que se metió por la escuadra del segundo palo sin que el portero pudiera hacer nada." Es la narración de Carmona, que lo explica como si tal cosa, quitándose importancia. Ya está dicho que para él, el de Aparicio sigue siendo el mejor de todos. No obstante, este gol olímpico no le va a la zaga. En cualquier caso y con independencia de cuál tuvo más o menos mérito, lo que sí es verdad es que esos goles fueron una muestra más del talento que tenía el equipo en esa época. De hecho, el propio Carmona era muy seguido por el Castilla. "Venían a jugar amistosos porque me querían fichar", recuerda Carmona. "Quitando la última temporada en la que tuve que hacer la mili y no podía venir a entrenar con regularidad, completé grandes campañas en el Alcorcón. Y había más equipos que me querían. Incluso el Tenerife, que estaba en Segunda División."

Lógico que otros equipos se interesaran. Era meritorio dominar el juego como lo dominaban siendo las condiciones las que eran. "Los balones antes parecían pepinos. Las cosas como son. Recuerdo un partido en Móstoles que estaba lloviendo y sacó Aparicio una falta que le dio a uno de la barrera en el muslo y se lo quemó entero. Se le cayó hasta la piel." Palabra de Juan Carmona, miembro de la primera plantilla de la Agrupación Deportiva Alcorcón y autor de uno de los goles más bellos de la historia alfarera. El gol olímpico en el campo del Tiemblo.

FOTO Alineación de 1965 previa a la fundación de la A.D. Alcorcón. Juan Carmona es el tercero de la fila de arriba empezando por la izquierda.