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Aparicio, el creador del gol más bello en Santo Domingo

Será recordado como el jugador que le marcó un gol al Toledo desde el centro del campo. Como uno de los grandes delanteros que sembró temporadas de ilusión en el colectivo amarillo durante la época del albero y el Mikasa. Un tiempo que parece muy lejano pero que sólo está al rodear la esquina. Es Luis Alberto Aparicio, la leyenda alfarera poseedor de un disparo endiablado, el terror de los porteros y el amigo de sus amigos.

“Este club siempre ha sido muy familiar. Tengo muy gratos recuerdos durante mi etapa en el Alcorcón porque todos vivíamos muy a gusto”, recuerda Aparicio. La leyenda alfarera tiene a ‘Sevilla’ en alta estima y gustosamente habla de él. “Fue uno de los mejores delanteros que ha pasado por el club, jugamos juntos tres años y nos compaginábamos muy bien”. Junto a él, Aparicio fue capaz de anotar uno de los mejores goles vistos en Santo Domingo. “Tócala, Sevilla, tócala”, le espetó para marcar desde el centro del campo nada más comenzar el partido. Un gol que recuerda con nostalgia, pero con mucha alegría. “Ese gol lo podría haber ensayado mil veces en los entrenamientos y no lo hubiera logrado”, ríe Aparicio. Este partido quedó marcado a fuego en la memoria de todo aficionado. La AD Alcorcón ganó 2-0 y el segundo tanto lo anotó Sevilla. “Es uno de los partidos que mejor recuerdo tengo”.

“Tócala, Sevilla, tócala”

Luis Alberto Aparicio vivió la fundación del club y fue uno de los jugadores que formó parte de la primera plantilla creada por el presidente Dionisio Muñoz junto a otros buenos futbolistas como Mariano, Rodes, Lejárraga, Jiménez o Domínguez. Pero especialmente recuerda a uno, a Antonio Carrasco ‘Sevilla’, su compañero en la delantera alfarera. “Es una persona maravillosa que no se esconde y dice las cosas a la cara. Muy amigo de sus amigos y siempre los defenderá”, explica Aparicio. Todos ellos, y algunos más, se reúnen el último jueves de cada mes para revivir historias y no perder contacto. “Pasamos ratos muy buenos y nos da mucha alegría vernos”.

Con sólo 14 años, antes de su etapa en la AD Alcorcón, el Real Madrid juvenil firmó a Aparicio, aunque tuvo que esperar hasta cumplir los 15 para debutar con el equipo. “Un ojeador del Madrid me fichó con 14 años para el juvenil, pero no pude jugar con el equipo hasta que cumplí los 15, porque no estaba permitido”. Un jugador que seguramente podría haber llegado a más en su carrera futbolística de no ser por sus problemas de peso. “Estos problemas han sido una cruz para mi, los he tenido siempre y creo que podría haber llegado un poco más arriba”, afirma rotundo Aparicio.

Antes de recalar en la AD Alcorcón, el madrileño formó parte de las primeras plantillas del Rayo Vallecano, del Ontiyent y Getafe. Y a partir de la 1971/72, fichó  por el equipo alfarero. “Aquel era un fútbol totalmente diferente al actual, ahora se trabaja mucho tácticamente y los equipos le sacan mucho rendimiento a esto porque los equipos están muy parejos”, analiza. Además, añade que “cuando yo jugaba en el Real Madrid juvenil, los partidos los ganábamos por goleada, había mucha más diferencia entre unos y otros”.

“Somos una gran entidad”

Ahora, con 67 años, Aparicio analiza la evolución del club a lo largo de su historia. “Ahora somos una gran entidad ya que estamos apareciendo por toda España. Es un club más organizado y planificado donde prima la profesionalidad de todos los empleados”. Asimismo, el mítico delantero amarillo recuerda que “hay que captar a los jóvenes para que asistan a los partidos y apoyen al equipo”.

Por último, Aparicio tiene buenas expectativas sobre el nuevo equipo y la temporada que comienza. “El equipo está jugando bien, aunque lo principal es que salve la categoría, ya que la Segunda División es muy dura”. Además, añade que “con trabajo y sacrificio se puede hacer un gran campaña”.

Una de las leyendas alfareras: Julio Alberto Aparicio. Una gran persona que forma parte de la historia alfarera y que ambas vidas han ido de la mano desde aquel año de 1971, temporada donde comenzó a forjarse un sentimiento, una ilusión, una manera de vivir.