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Diario de un Stage. Capítulo II: Sensaciones

Tras cuatro días en Sanxenxo, Portonovo y Villagarcía de Arousa, he de confesaros que estamos encantados con nuestra estancia en Galicia. Hace buena temperatura para entrenar; estamos trabajando muy felices; aunque estamos cansados – al final las jornadas aquí son maratonianas y cuando puedes parar un poquito, te sientas delante del ordenador y no paras: que si editar fotos, videos, entrevistas, sube twitter, baja instagram, contesta al teléfono, responde al email...- estamos con buenas sensaciones.

Tener buenas sensaciones cuando estás conviviendo es fundamental. Piensa que te ves nada más te despiertas y bajas a desayunar – con tu cara de medio dormida medio despierta inconfundible -, te ves para ir a entrenar, durante el entrenamiento, tras la sesión, comiendo, merendando... ¡Y todo es buen ambiente! Da gusto. Pensad que al final, entre ellos se están conociendo, pero los que estamos trabajando alrededor, también y la cercanía se palpa en el ambiente.

Pero vayamos al tema en cuestión. Cómo han transcurrido estas siguientes horas desde la última vez que nos leímos. Veamos. Nos quedamos en la noche del martes. Pues bien, ayer fue un gran día. ¡Primer partido de la pretemporada! ¿No os pasa que el fútbol os ha generado algún tipo de adicción y parece que necesitáis seguir viendo fútbol para calmar las ganas de que llegue el inicio de LaLiga 123? Pues así estaba yo ayer. Nerviosa. Lo sé, diréis: “¡Qué exagerada!” pero para nada.

Estaba nerviosa porque, por primera vez, iba a ver en vivo y en directo al equipo tras 9 días de intenso trabajo. Salimos sobre las 18,30 h hacia Villagarcía de Arousa que está situado a unos 35 minutos de Portonovo, donde está nuestro hotel. En el trayecto fui charlando con Carlos, nuestro nutricionista, sobre dudas gastronómicas (no me recomienda seguir tomando tanto café como tomo...) y sobre música. Menuda disertación musical nos dimos en 35 minutos.

Pero me estoy desviando. Llegamos a Villagarcía y... ¡lucía el sol!. Parezco un girasol cada vez que veo un rayito. Ahí que me voy buscándolo. Una vez llegamos al Estadio de A Lomba, nos recibió la amabilísima gente del Arosa SC a las puertas donde nos dieron todas las facilidades del mundo para sentirnos como en casa. Y, como todo en esta vida, me empezaron a entrar los nervios, buenos, de un prepartido. ¿Y sabéis de qué me acordé? De todos vosotros. Me acordé del gran recibimiento que disteis al equipo a su llegada al último partido. Recordé el viaje a Murcia. Recordé, también, algunos partidos más, especialmente victorias, para qué os voy a engañar y os visualicé a todos aquí en A Lomba junto al equipo. Dicen que visualizar las cosas y creerlas es el primer paso para que se conviertan en realidad. Así que, aunque obviamente no estábais aquí en cuerpo, en alma sí. Que lo sepáis. Me imaginé hasta a muchos de mis compañeros del Club que trabajan, partido a partido, para que todo salga bien allí. Imagináos. Será melancolía. Llamadme bohemia. Un poco lo soy.

Al grano – soy experta, como véis, en irme por las ramas...-. Me planté en un banquito en la banda y empecé a contaros minuto a minuto lo que veía. Y el primer gol me pilló por sorpresa y, como nadie en la grada celebraba el gol, me sobresaltó el “vamos” que dijeron en alto tanto Javi, nuestro utillero, como Carlos nuestro fisioterapeuta; ambos a mi lado. “¡Vamos!” Era como respirar aire fresco. Y me volví a acordar de vosotros. Seguro que se os hubiera escuchado en todo el municipio de Villagarcía de Arosa. Al término del encuentro, todos estábamos “reventaos”. Imagináos. Madruga, corre, ordenador – en mi caso -, entrenamiento por la mañana, entrevistas, come, ordenador – de nuevo en mi caso-, sube, prepara cosas, baja, partido... ¡A las 22,00 h me quedaba, como si fuera un Nokia 3330, un 1% de batería!

Pero había que llegar al hotel y volcar todo lo que había visto y compartirlo con vosotros. Tras el pertinente bocadillo de jamón y el yogur tropical – mi favorito – que comí durante el viaje (inciso: os cuento la cena,-picnic para que veáis que soy detallista: bocadillo de jamón, algunos con tomate, otros sin tomate, algunos con aceite, otros sin aceite, pero muy bueno; ensalada de pasta que ni probé porque ya era demasiado, un plátano, una manzana y una botella de agua), me planté en la habitación a las 23,00 h y de ahí “tacatacatá” a darle a la tecla en el ordenador.

En las últimas líneas de la crónica, casi muero de sueño. Pero resistí. Como buena guerrera en la trinchera a base de sorbitos de agua y con la ventana abierta. A las 00,00 h caí redonda y … ¡a por el jueves!

Hoy hemos entrenado un poco más tarde y, por ende, nos hemos levantado un poco más tarde. Ellos tenían el despertador a las 8,15 horas. Yo me lo puse antes porque, reconozco, que como soy lenta por las mañanas, necesito un poco más para desperezarme que 30 minutos. A las 8,45 h, como un clavo en el salón buffet.

Tras dos cafés, un zumo y una tostada, ¡rumbo a la habitación para empezar a darle a la tecla! Y los jugadores y cuerpo técnico, rumbo a preparar todo para el entrenamiento matutino. Esta mañana, hemos tenido que dar un poco más de vuelta con el autobús porque era el mercadillo y bordeaba dos laterales del estadio donde entrenamos.

Había muchísima gente comprando desde fruta fresca hasta bikinis.Ya sabéis lo que es un mercadillo así que no me detendré aquí.

Entrenaron. Fue una sesión como en dos partes. A ver si me sé explicar bien.Primero estuvieron haciendo un circuito con ejercicios de movilidad de cadera, piernas, priocepción (palabreja que adoro y de esas que, a modo libro gordo de petete, me encanta decir y repetir)... y de ahí pasaron al balón.

Tras una hora y cuarto de entrenamiento, salimos de nuevo para el hotel. Os lo tengo que contar. Como la calle estaba cortada por el mercadillo, nuestro conductor tenía que dar la vuelta y hemos estado de maniobras. Cuando ha conseguido enderezar el rumbo se ha llevado el aplauso de los presentes al grito de “bravo”.

De ahí, directos al hielo, a tratarse con Diego, Alberto, Luis y Carlos y... al ¡ñam, ñam! Qué buena estaba la comida de hoy. Había ingredientes para ensalada (lechuga, tomate, cebolla, ¡AGUACATE!, brotes de soja, espárragos...), el mejor amigo del deportista: pasta con tomate y... ¡tachán, tachán! ATÚN a la plancha. TREMENDO cómo estaba el dichoso atún. Me acuerdo de él y salibo no os digo más. Le he preguntado a Carlos, nuestro nutricionista, si lo van a poner otro día... porque, de verdad, muy bueno. Estamos comiendo muy bien en nuestro hotel. A ver si mañana os puedo enseñar la comida.

De la comida, de nuevo a la habitación donde he estado escribiendo de nuevo para vosotros. Ahora toca la merienda – a las 16,30 h te llama una voz muy amable desde recepción para que te despiertes – y de ahí... ¡nos vamos a la actividad lúdica grupal! ¿Qué será? Os lo iré contando.

Mañana más. :)