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Deportivas

Razvan: "La máxima que he aprendido en el fútbol es no rendirme jamás"

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Desde bien pequeño Razvan tuvo claro que su camino iba directo al deporte rey. A los 7 años, jugando en el equipo del colegio de su ciudad natal, Galati, fue a verle un entrenador del Steaua Dunari Galati, el conjunto más importante de la ciudad, y le ofreció jugar con ellos. El zagal, ilusionado con la propuesta, acudió raudo a casa…pero también con una nota negativa en un examen, por lo que en un principio, su madre se negó. Finalmente, y ante la insistencia y la promesa de obtener buenas notas, nuestro protagonista consiguió su objetivo y, por añadidura, cumplir con los estudios.

A la vez que crecía, también lo hacía su fútbol…y no pasó desapercibido para el club más importante de Rumania, el histórico Steaua de Bucarest, quien a los 15 años se lo llevó para su filial: “Yo ya era internacional sub-15 con Rumanía y ellos llevaban tiempo siguiéndome. Para mí fue un sueño fichar por el Steaua de Bucarest porque yo era aficionado de ellos desde pequeño. Estar en ese equipo en Rumanía es como estar en el Real Madrid aquí en España. Cumplí un sueño y allí aprendí a que no hay que rendirse nunca, bajo ninguna circunstancia””, confiesa el defensa alfarero.

Reconoce que los primeros meses no fueron fáciles, ya que era la primera vez que salía de casa, pero finalmente, y con ayuda de sus compañeros, se amoldó a la perfección: “Coincidí con muchos jugadores internacionales que me acogieron muy bien desde el primer día, al igual que el entrenador, quien me ayudó muchísimo. Todos ellos me dieron muy buenos consejos, de tranquilidad, de paciencia, de trabajar mucho y de no rendirme jamás. Llegando de juvenil a un equipo profesional es un gran cambio, tienes que aprender rápido y hacerlo muy bien para tener continuidad”, apunta el futbolista amarillo.

Todo fue tan bien que no tuvo siquiera que esperar un año para subir al primer equipo, con apenas 17 años y, además, redondeando el debut en Champions League, ante el Gorica esloveno, anotando un gol ese mismo día que, hasta el momento, le ha convertido en el goleador más joven en la máxima competición europea con el Steaua de Bucarest. Razvan nos cuenta cómo vivió ese momento: “Entré en el minuto 70, cuando ya ganábamos por 2-0. A poco del final el árbitro señaló penalti y el entrenador dijo que lo tirase yo. Por fortuna, lo transformé. Eso me dio mucha confianza y el entrenador vio que tenía sangre de profesional”, subraya con una sonrisa de satisfacción.

A partir de ese momento Razvan comenzó a jugar con asiduidad, disfrutando y ganando en confianza. El Steaua de Bucarest consiguió ganar la Liga y la Supercopa y así hasta que en el año 2009, con la llegada de un nuevo entrenador, nuestro futbolista dejó de tener asiduidad en el once inicial, por lo que Razvan decidió aceptar una oferta de su anterior equipo, el Otelul Galati de su ciudad natal, también en la primera división rumana. La decisión no pudo ser más acertada, porque nuestro bravo jugador zurdo, además de volver a tener continuidad, consiguió ganar la liga.

Después de tres temporadas en el Galati, un nuevo cambio en el banquillo del Galati propició que Razvan no tuviese la seguridad de jugar con asiduidad, por lo que decidió probar una nueva experiencia en otro país: “Tenía claro el irme de Rumania y cambiar de aires. Contra fue quien me convenció para ir a España y de ahí mi fichaje por el Fuenlabrada, equipo al que él entrenaba. Contra fue el que me acogió en su casa, me enseñó a hablar español y me ponía películas subtituladas para aprender. Se lo agradezco todo, él fue quien me dio la oportunidad de venir a España. Tampoco olvidaré jamás el apoyo de mis padres, que siempre confiaron en mí y sabían que el fútbol era lo que quería”, señala con cierta emotividad en su rostro.

Por un problema burocrático, Razvan no pudo jugar con el Fuenlabrada la primera parte del campeonato y, además, Contra salió del equipo azulón en la jornada seis. Sin embargo, el nuevo técnico confió en las posibilidades del futbolista rumano y completó, finalmente, una magnífica temporada.

Sin embargo, finalizada la temporada, el club madrileño cambió de directiva, y la plantilla se renovó por completo, por lo que Razvan tuvo que buscar nuevo equipo. Y no tardó en encontrar acomodo en el Guijuelo: “Hablé con un compañero y su representante, quien hoy día también es mi representante y gracias a su ayuda e implicación pude fichar por el Guijuelo, un equipo prácticamente nuevo, con 15 jugadores y entrenador nuevo. Pese a todo acabamos subiendo de categoría”, afirma con satisfacción nuestro futbolista, quien añade que “nunca olvidaré el gran trato que recibí del presidente, al que tengo que dar las gracias por lo bien que se portó conmigo”.

Esa buena temporada en el equipo Salmantino le valió la renovación por dos temporadas más, en las que nuestro protagonista volvió a dejar muestra de su calidad y entrega, lo que hizo que la A.D. Alcorcón no dudase en su fichaje esta misma temporada: “La verdad es que ni me lo pensé, fue una enorme alegría para mí el saber del interés de la A.D. Alcorcón y el volver al fútbol profesional, sabiendo que iba a tener que trabajar mucho, para debutar y tener posteriormente continuidad”.

Reconoce que el paso de 2ªB a 2ª fue duro al comienzo, pero consiguió “ir a más, entrar en el equipo y tener minutos. Estoy contento porque el míster cuenta conmigo, es un hombre muy cercano, te corrige, te da confianza, te dice lo que hacer y no hacer. Somos una familia y eso me sorprendió y me alegró muchísimo. Con mucho trabajo y humildad llegaremos a hacer cosas bonitas”, subraya.

Preguntado por los objetivos planteados para esta temporada, el 5 amarillo señala que “a nivel personal jugar lo máximo posible y hacer todo lo mejor para el Alcorcón y en el plano colectivo conseguir la permanencia, porque como siempre, hay que ir partido a partido. En esta liga hay mucha igualdad, la diferencia entre el primero y el primero del descenso es mínima, por lo que la confianza del colectivo, el esfuerzo y la concentración, son claves para ir sumando jornada tras jornada”, reconoce.

Razvan lleva tres años sin ver a sus padres, es una situación dura, como reconoce nuestra futbolista, quien está “deseando verles”, siendo además hijo único. Nos cuenta que habla muy a menudo con ellos, que “saben todos los resultados del equipo, si juego o y si me sacan tarjeta mi padre me regaña”, afirma con una sonrisa de oreja a oreja, para añadir que “me dicen que siga trabajando y que nunca me rinda”. Ha intentado traerles a España pero señala que sus padres están hechos a la vida en Rumanía, “aun así espero traerles en el futuro”, insiste.

Y es que nuestro futbolista tiene pensado quedarse en España una vez concluya su etapa como futbolista: “De España me ha enamorado su gente, la civilización, el respeto y las amistades. Es lo que hace que me quiera quedar aquí”, manifiesta nuestro futbolista, quien concluye su entrevista con un deseo: “Me encantaría poder jugar en la selección Rumana. Con mucho trabajo aun espero debutar algún día, para mí eso y llegar a primera división sería, como para cualquier futbolista, un sueño”, concluye el defensa rumano.