
FÚTBOL BASE| Los "Lozano Croas", una familia amarilla 100%
Se acerca la Navidad, tiempo de ilusión para los niños y para estar en familia. Hoy hablamos con una familia alfarera muy especial, la Lozano Croas. Raúl, el padre, militó en la A.D. Alcorcón en una primera etapa en Tercera División y otra posterior en 2ª División B, la misma temporada en la que Rubén Sanz, actual capitán alfarero, llegó al Club.
Queremos que sea Raúl Lozano, quien mejor conoce a sus hijos, el que nos los presente: “Nico es portero, es muy serio, entrena muy bien, se fija mucho y eso le hace aprender rápido. Pablo juega de mediocentro y a veces también de delantero, tiene una cosa muy buena que juega muy rápido la pelota, juega siempre a dos toques, es rápido, se mete por sitios donde no caben los demás y tiene un buen golpeo”, explica Raúl ante la atenta mirada de ambos.
Llega el turno de los dos benjamines amarillos. Nicolás confiesa que “me gustaba Courtois porque jugaba en el Atleti y me fijaba mucho en él. Era alto y me gustaba cómo lo hacía”. Por su parte, Pablo, algo más cortado, se define con una palabra, “soy bueno”. Con la ayuda de papá, añade “soy delantero, me gusta marcar goles y a veces también doy los pases de gol”.
Raúl es de los padres que no les gusta presionar a sus hijos. Cree que “los que hemos jugado al fútbol tenemos una visión diferente a los demás padres. Lo único que quiero es que los niños aprendan, que lo hagan lo mejor que puedan y que disfruten”. El ex-jugador alfarero criado en el Parque Ondarreta echa su vista atrás y asegura que “dentro del campo era mejor que ellos”, ante los gestos de desaprobación de sus hijos. “Nosotros jugábamos más tiempo en la calle, no parábamos de jugar al fútbol y teníamos más tiempo” y continúa, “en ese aspecto me parezco más a Pablo que no puede parar quieto, es más nervioso aunque en el campo no nos parecemos mucho porque yo soy zurdo y ninguno de los dos lo es”.
Tanto Nicolás, de 9 años, como Pablo, de 8, están plenamente identificados con la A.D. Alcorcón, tanto como su padre. “Me gusta la filosofía que se tiene aquí con los niños”, afirma Raúl quien apunta que “es muy importante que a estas edades se les forme como personas antes que como futbolistas. Te encuentras casos de niños y entrenadores que solo piensan en ganar y van ganando 10-0 y quieren seguir marcando más goles. Eso no me parece bueno para el niño porque no aprende a competir ni a respetar al rival”, manifiesta.
Lozano padre asegura que, antes de los partidos, “les digo muy pocas cosas” porque, explica, “ellos tienen un entrenador que es quien les enseña. Yo puedo decirles que disfruten, que aprendan y que hagan caso a los entrenadores que es lo que tienen que hacer”. Raúl mira a sus hijos que le escuchan con mucha atención y nos cuenta que, para los niños, “el partido es su momento de la semana, es el momento que esperan con más ilusión. Poco se le puede decir a un niño en ese momento”, reitera Raúl. “Él nunca nos regaña, solo nos dice cosas para que mejoremos”, indica Nico. “A mí me dice que tengo que practicar cosas que no me salen”, señala por otro lado Pablo.
Nicolás y Pablo han visto jugar muchos partidos a su padre, quien colgó las botas en el San Fernando hace dos temporadas: “Le he visto meter el mejor gol de su vida”, dice Nico quien narra orgulloso la situación”. "Jugaba en el Trival, un play-off en el campo del Yeclano. Hubo una falta en el medio del campo y él dijo que iba a tirar y el compañero le dijo que no, que desde ahí no lo iba a meter y él dijo que sí y tiró y metió un golazo por toda la escuadra”. “Así es”, apuntilla Lozano padre.
Pablo recuerda otro buen gol de su padre: “Contra el Atleti, de volea cuando jugaba en el Inter. Fue muy bonito”, explica Pablo algo más cortado. “Nico iba a verme y se sentaba en la grada y hasta que no acababa el partido no se levantaba”, dice Raúl al tiempo que su primogénito le interrumpe: “Mi primera palabra fue ‘gol’”, asegura el portero de los Lozano. “La verdad es que le pegaba a la escuadra desde donde quería”, dice Nicolás con un aire nostálgico. “Desde el medio del campo he metido muchos”, certifica Raúl, “lo hacía por no correr”, dice entre risas. “Me llegaba el balón y miraba lo que me quedaba por correr y como tenía buen golpeo…”, dice Raúl con sorna. “Al Alcorcón, el año antes de fichar en 2003, le marqué un gol desde el centro del campo en el campo del Ávila”, recuerda.
Emulando al mítico programa “Un, dos, tres…”, Pablo y Nicolás ennumeran los equipos por los que papá ha pasado: “Ávila, Real Madrid, Madeira, Inter de Madrid, Alcorcón, San Fernando, Parla, San Sebastián de los Reyes, Majadahonda, Móstoles, Partick Thistle, Guadalajara, Ciempozuelos…”. Así finaliza este entretenido encuentro, lleno de anécdotas y momentos divertidos.