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El Día del Padre con Manuel y Ethan Rueda

En este 19 de marzo, Día del Padre, hablamos con alguien que sabe muy bien qué es educar a dos niños y compaginarlo con su actividad en el fútbol. Por cosas del destino, Manuel Rueda, ex-futbolista de la A.D. Alcorcón, ha vuelto a estar de alguna forma ligado al Club en el que vivió los años más felices de su carrera. Su hijo Ethan juega en el Alevín A amarillo aunque, a sus 11 años, el mayor de los Rueda aún no es del todo consciente de la importancia que tuvo su padre en una de las páginas más gloriosas de la Agrupación.

La buena sintonía entre padre e hijo se observa desde el primer minuto de esta conversación con el fútbol como protagonista ineludible. No es el ex-central del Alcorcón uno de esos padres que ha metido por los ojos el deporte rey a sus hijos: “A él al principio le llamaba la atención el pádel porque sus amigos jugaban y quería estar con ellos”, confiesa Manuel quien asegura que “él ha terminado jugando al fútbol porque ha querido”, ante la mirada de aprobación de Ethan.

Cuando el de Chiclana llegó a Cartagena tras dos años inolvidables en la A.D. Alcorcón, el fútbol acabó entrando en la vida de su hijo casi por casualidad: “Había un Club –E.F. Santa Ana– al que iban muchos de los niños de la urbanización en la que vivíamos y me dijeron de llevar a Ethan”, cuenta Manuel quien apunta que su hijo “hizo un buen grupo de amigos y eso hizo que el fútbol le interesase más”.

Después de Cartagena, los Rueda se mudaron a Barcelona, de donde es natural la mujer del ex-futbolista quien no tardó mucho en volver a ligarse al fútbol de otra manera: “Hablando con mi amigo Juanma Pons, que estaba de coordinador en Marianao Poblet, un Club de Sant Boi del Llobregat, me dijo que fuera para entrenar un cadete que sabía que yo lo iba a hacer muy bien y me servía para desahogarme después del mal momento que había sufrido con la salida de Cartagena”.

Dicho y hecho, mientras Manuel hacía sus primeros pinitos como entrenador, su hijo Ethan empezaba a jugar en Castelldefels, donde residía la familia: “Jugaba al lado de casa pero mi padre me dijo que si quería ir a jugar al Club donde entrenaba”, recuerda el mayor de los Rueda al tiempo que su padre apostilla: “A todos nos venía mejor”. Para Manuel, en edad de formación “priorizo que el entrenador sea educado y que hable bien a los niños, que anteponga la educación, las formas y las maneras al mero hecho de ganar un partido. Yo sabía que iba a tener un entrenador que le iba a ayudar y para mí era lo importante”, explica.

Ya en edad alevín, el Castelldefels, que estaba en una categoría superior volvió a interesarse por él: “No me importaba porque además había un amigo del colegio”, reconoce el actual delantero alfarero. No obstante, el amarillo del club del Bajo Llobregat, sería el preámbulo de otro cambio para la familia Rueda Morales.

Manuel cuenta que “al finalizar la temporada me llamaron de varios clubes de máxima categoría alevín que lo estaban siguiendo. Nos convenció un club importante aunque la verdad que nos pillaba un poco a desmano de casa”. El sacrificio que iba a realizar el padre debía ser compensado por Ethan en forma de buenas notas: “El condicionante para ir allí era ir bien en los estudios y la verdad que en ese aspecto cumplía”, manifiesta el chiclanero quien reitera que “era un club que trabajaba bien con los niños, gente preparada y muy correcta que para mí es una prioridad”.

Sin embargo, durante el verano, el ex-central alfarero tuvo que tomar la decisión de venir a vivir a Madrid. Como padre, Manuel reconoce que “todos estos cambios para él eran complicados porque tenía que dejar amigos atrás pero él es muy dicharachero y sabe adaptarse y llevarse bien con todos los niños por lo que, aunque no le gusten los cambios, pero no tiene problema”. Y es que para Rueda padre: “Hay una necesidad profesional que lo obligaba”.

Y entonces el Alcorcón se vuelve a cruzar en la vida del ex-jugador amarillo: “Nos abrieron las puertas de par en par”, asegura Manuel quien solo puso una condición: “Yo solo quería un entrenador educado”. Por su parte, Ethan reconoce que “él siempre me dice que me lo tengo que pasar bien aunque al principio me costó porque en Cataluña se juega Fútbol 7 pero poco a poco me he ido adaptando”.

Manuel cree que “si ahora te lo pasas bien, en un futuro puede ser tu trabajo” aunque a la edad de Ethan, Rueda padre manifiesta que “ya tendrá tiempo el día de mañana de adquirir responsabilidades. De momento que se lo pase muy bien aunque tiene que tener claro que aquí nadie regala nada, que hay millones de niños que juegan a lo mismo y tienen en mente lo mismo y cuando llega el filtro, el que los pasa es el que llega. Ser muy buen jugador de fútbol no te garantiza llegar al fútbol profesional, tienes que llegar a ser futbolista, es una diferencia importante”.

Hablando de la etapa de Manuel Rueda en Alcorcón, Ethan solamente tenía cinco años y recuerda que “él estaba en el Alcorcón que luchó por subir a Primera y tengo el recuerdo que nos quedamos muy cerca”. El jugador alevín dice con orgullo que “yo recuerdo que la afición os adoraba. Estaba junto a mi madre esperando a la salida y, cuando salía, la gente no paraba de pedirle fotos y de saludarles” a lo que responde Manuel: “Eso siempre me lo recuerda, cómo os querían en Alcorcón”. El hijo mayor de los Rueda reconoce que “teníamos que esperar mucho pero eso me hacía sentir orgulloso de mi padre”.

¿Y cómo es Manuel como padre? Ethan confiesa que “me dice que me lo pase bien, que lo disfrute y que esté tranquilo. Me gusta como padre”, a lo que Manuel replica entre risas “menos mal” y manifiesta que “yo nunca me meto en el juego, yo solo le comento cosas relacionadas con el fútbol como que lo que dice el entrenador es lo que hay que respetar, que respete a los compañeros, al árbitro… para mí la educación es muy importante”, ratifica.

Hablando como padre de niño que juega al fútbol entramos en un tema espinoso: “Escucho auténticas barbaridades y me gusta ver el fútbol solo”, asegura al tiempo que opina que “el juego es para ganarlo pero con todo y con eso dar la mano al rival siempre”. Manuel Rueda se considera un hombre “muy prudente” y explica que “no soy quien para dar consejos a nadie pero creo que a veces muchos deberíamos parar un momento e imaginarnos a nuestro hijo en la soledad de su habituación llorando no porque él ha fallado sino porque cree que ha fallado a su padre, que no para de recriminarle todos y cada uno de sus fallos durante un partido. ¿De verdad alguien cree que un niño juega para fallar? No son conscientes del daño que pueden llegar a hacer”, asevera el de Chiclana.

Su hijo Ethan escucha atentamente y su padre le lanza esta pregunta: “¿Tú Ethan quieres meter un gol o fallarlo?”, a lo que contesta el hijo: “Lógicamente meterlo”. Para Rueda padre, “el error existe en el fútbol y en todos los ámbitos de la vida, del error se aprende y más en estas edades”, manifiesta y apunta que “esta temporada en el Alevín A tenemos un grupo de padres muy correcto”.

Siguiendo con su figura como padre, Manuel explica que “como he sido futbolista, la gente me pregunta: ‘Bueno tú le dirás…’ y yo les digo ‘yo soy su padre no su entrenador’. Yo disfruto con ellos. Si por un casual llegan a ser profesionales estaré muy orgulloso de ellos y no cabré en mí porque es mi pasión, es mi vida y yo sé lo que a él le esperará pero si llegan no va a ser porque yo les presione y esté encima de ellos”, asegura el ex-futbolista quien, como padre, da gracias a que “mi profesión me ha ayudado a dedicarle mucho tiempo a mis hijos. Tengo muchas horas de parque con ellos pero todo a base de luchar mucho, sufrir mucho, trabajar mucho y sufrir muchas injusticias, también”.

Manuel tiene claro que “yo antepongo que mi hijo no va a llegar y no porque no confíe en él sino porque soy consciente de lo difícil que es. Hay un 0,00001 por ciento de posibilidades así que prefiero disfrutar de él ahora y no pensar en lo que pueden llegar a ser”, manifiesta mirando a los ojos a su hijo, quien escucha atentamente las palabras de su padre quien continúa: “Habría que dedicarle muchísimo más tiempo al asunto fútbol-padres. En las escuelas de fútbol falta mucha educación parental. No se le puede recriminar nada a un niño, en cuanto le quites el divertimento te lo estás cargando. Un entrenador está con los chicos alrededor de diez horas a la semana, fíjate las que sobran para que tus padres estén con el niño comiéndole la cabeza”.

Pero en la vida no todo es fútbol y Ethan reconoce que “es un padre que ayuda en casa y ayuda mucho a mi madre” a lo que Manuel replica: “O tu madre me ayuda a mí”. Rueda padre cree que “son tareas que hay que hacer y se reparten”, y cuenta que “en casa suelo cocinar y no se me da mal”. Ethan salta: “la fideua con marisco, ¡qué buena!”. “Me suelo equivocar y la verdad que me sale bien”, dice Manuel entre risas y reconoce que “los platos de cuchara son más de mi mujer”. El ex-del Alcorcón explica que “salí de casa pronto y al principio lo hacía por necesidad y ahora porque me encanta” y señala que “en ese aspecto Ethan es un chico muy agradecido que come de todo”. “Menos el brócoli y la coliflor”, apunta el alevín.

En resumidas cuentas, en casa de los Rueda Morales “más que educar pretendemos ser un ejemplo para nuestros hijos. No puedo pretender que él coma bien si mi mujer y yo no lo hacemos o que él ayude en casa si yo estoy tirado en el sofá, no tiene sentido. A la hora de regañar les decimos ¿tú me ves a mí haciendo eso? Siempre intentamos ser ejemplo y no adiestradores”, relata.

Después de una hora de larga conversación en la que, lógicamente, Manuel ha llevado el peso mientras su hijo Ethan no perdía detalle de las palabras de su padre, el ex-jugador del Alcorcón concluye con una confesión: “Ver a mi hijo vestido de amarillo es un orgullo, me hace revivir momentos inolvidables con esa camiseta. El primer día que llegué a Alcorcón en verano no pude evitar entrar al campo y revivir sensaciones muy buenas e inolvidables” y es que para Manuel “mi estancia aquí fue genial, siempre estuvimos luchando por cosas bonitas y estando aquí con Ethan revivo esos momentos cada sábado”.

Cantidad de historias de fútbol aguardan a los hijos de un Manuel Rueda que, con la misma pasión que pone en cada palabra, espera poder transmitir algún día tantos momentos vividos: “Estoy deseando tener mi primera conversación de fútbol con mi hijo, estaría encantado pero vendrá con 14 o 15 años cuando uno ya empieza a tomar decisiones. Para mí es el inicio de lo que puede ser o no pero saldrá de él y de forma natural”, concluye.