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Conociendo a nuestra afición: Los Cárdenas Sanz. La familia "amarilla" unida, jamás será vencida

Si buscamos en la Real Academia de la Lengua el significado de “familia”, encontramos que, en su primera acepción, la definición de la misma es “un grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas”. Pero, un diccionario no entiende de connotaciones y, una familia, es mucho más que eso. Una familia es cariño, es unión, es aprendizaje mutuo, es apoyo continuo. Una familia es, sobre todo, y por encima de todo, unión.

Y es que, como dicen, "la familia unida, jamás será vencida". Este podría ser, perfectamente, el titular con el que definir a Gerardo, Raquel y Leire, un ejemplo de las muchas familias alfareras que viven, con pasión, el amarillo. Una pasión que Gerardo Cárdenas (48), Raquel Sanz (48) y Leire Cárdenas (14), padre, madre e hija, que comparten dentro y fuera de casa.

Raquel y Gerardo se conocieron con 18 años. Como toda historia de amor, tiene un trasfondo. Raquel venía a vivir a Alcorcón tras 18 años residiendo en Barcelona. Se apuntó a una academia de inglés en la ciudad y, allí, conoció a un amigo de Gerardo. Poco a poco, Raquel fue yendo más y más con los amigos de su ahora marido hasta que, finalmente, comenzaron su noviazgo.

Una de las cosas que les unió fue el deporte. Gerardo jugaba al fútbol sala de joven; Raquel practicaba balonmano -porque, en su época, no había muchas oportunidades en el fútbol femenino- y, ahora, su hija Leire es jugadora de la AD Alcorcón FSF. Esta pasión por el deporte ha hecho que, entre ellos, se hayan dejado conquistar por el Alcorcón, un club que consideran guarda la "esencia" del fútbol.

El primero en llegar a la familia alfarera fue Gerardo que se abonó el primer año de la AD Alcorcón en segunda división. El último año que el equipo estuvo en la segunda división B, Gerardo estuvo viniendo a partidos de forma esporádica, pero se enganchó tanto al juego y la filosofía, que arrastró primero a su hija Leire que, con tan sólo 10 años ya pedía venir a Santo Domingo y, posteriormente, a su mujer Raquel.

Leire ha sido futbolera desde pequeña. Fíjense si es futbolera que su madre se puso de parto en un Madrid - Barça. Además, es jugadora del cadete A del equipo de fútbol sala femenino del club. Ella desde la primera vez que pisó el campo, ha querido seguir viniendo. Venir con su padre era un ritual de familia que le hacía mucha ilusión porque "Mi padre venía de los partidos tan contento, tan contento diciendo ‘cómo mola esto’ y yo pensé ‘por qué me lo voy a perder yo’ y al final, te enganchas" . Y claro, esta pasión se la contagiaron a Raquel que, se dijo a sí misma "venga, me animo, si ellos van...Y la primera vez que fui, no paré de animar, ¡me lo pasé tan bien!".

Poco a poco se fueron contagiando del "espíritu amarillo" y claro, eso les lleva a tener grandes recuerdos de "su Alcor". Como, por ejemplo, aquel partido de play off frente al Real Valladolid: "Leire jugaba un Campeonato de España en Murcia. En el hotel, estábamos todos los padres con las niñas y al del hotel le dijimos "O nos pones al Alcor o nos vamos a cenar a otro lado" comenta Raquel con una sonrisa de oreja a oreja.

Los valores del deporte y del Club los sienten como alfareros. Para ellos, el Alcorcón desprende "esencia" y también aprendizaje: "El deporte te enseña a superarte, a mejorar, a tener una capacidad de lucha que puedes llevar a tu vida cotidiana" comenta Leire.

Como familia, los fines de semana pasan mucho tiempo juntos y, por lo tanto, también pasan mucho tiempo en campos de fútbol. "A ver al primer equipo vamos siempre que juega en casa. A veces, incluso hemos viajado. Y, muchos domingos, me bajo a ver al filial y, de ahí, a ver a las "guerreras" explica Gerardo mientras Raquel y Leire asienten.

Y claro, cuando Leire juega, “también vamos juntos” dicen Raquel y Gerardo al unísono. En los partidos de su hija sufren mucho y pasan muchos nervios. Que tu hija pasee el escudo de la AD Alcorcón por los pabellones que visita es emocionante. Pero, con su “Alcor”, también pasan muchos nervios “porque a fin de cuentas, también lo considero un hijo mío porque he vivido mucho con el amarillo. Yo quiero que ganen los dos”. afirma Gerardo.

Pero ¿qué hace que, en un núcleo familiar, todos sus integrantes tengan ese sentimiento alfarero?El tiempo es el que nos ha hecho tenelo. Vivimos cerca; te vas metiendo en el ambiente; conoces gente, gente muy cercana y ves buen rollo. Es como una familia dentro de otra familia” comenta Gerardo a lo que, su mujer añade “Además, venimos todos a lo mismo. Estamos en el fondo sur y, alrededor, se crea un carrusel deportivo donde vamos comentando los resultados del resto de equipos; si han ganado, si han perdido, si subimos de puesto… es muy divertido”.

Pero, además de diversión y buen ambiente, para Gerardo, Raquel y Leire, Alcorcón es “pasión, esfuerzo y compañerismo”; valores que bien podrían entrar en aquella definición de “familia” de la que hablábamos al inicio del reportaje. Y es que, cuando de amarillo se trata, la familia Cárdenas Sanz lo tiene claro: hasta el último minuto del último partido.