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Conociendo a los aficionados: Manuel Rollán, sinónimo de esperanza y vida

Inauguramos una nueva sección en la web, de periodicidad quincenal, que tiene como protagonistas a vosotros, aficionados y abonados alfareros que animáis y apoyáis al equipo, pase lo que pase, hasta el último minuto del último partido. Esta sección está especialmente pensada para conoceros más y mejor, para compartir vuestra historia con nosotros. Inauguramos esta sección con un ejemplo de esperanza, de vida, de optimismo, de humildad, y fundamentalmente, de entrega a los demás, un ejemplo para todos.

Manuel Rollán tiene 66 años y lleva abonado a la AD Alcorcón desde hace 5 "fue, en gran parte, por 'culpa' de mis hijos. A mi me gusta mucho el fútbol...de hecho, fui jugador “mediocre”, pero lo fui. Era portero y, parece ser que lo hacía bastante decente. Así, mis hijos, con lo que me gusta el fútbol me dijeron '¿por qué no te haces del Alcorcón?' y yo les respondí '¿por qué no lo habéis dicho antes?' y para adelante que fui".

Hablar con Manuel es charlar con la tranquilidad de un gran oyente, la dialéctica de la experiencia y la empatía de un buen conversador. El amarillo tiene un valor especial para Manuel, pero sin forofismos " es mi equipo y lo es por un motivo importante y es que los jugadores y el entorno del Club es de gente sencilla. Te encuentras con ellos, hablas... De hecho, la pasada temporada, me encontré con Rubén Sanz en un acto para los abonos babys y le dije 'este fin de semana... ganaremos, ¿no? y me contestó 'hombre, claro' a lo que respondí 'es que si no... os capamos', entre risas, claro. Al terminar el partido, el Alcorcón perdió y me volví a encontrar con Rubén que, recordando nuestra conversación me dijo 'aquí estoy si me queréis capar'" recuerda Manuel con simpatía y añade, "Gente con sencillez".

Manuel valora muy positivamente los valores entorno a los que gira el Club: "aglutina a un grupo de gente: aficionados, peñistas, abonados... entorno a otro grupo de gente, los jugadores, que nos transmiten sus alegrías y sus tristezas que, a fin de cuenta, es parte del mundo de la vida". Y de vida, precisamente, es lo que Manuel irradia: ganas de vivir, de disfrutar, de sentir y de ayudar.

Desde hace seis años es voluntario en la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Alcorcón. Antes de este voluntariado, tal y como él mismo nos comenta, su vida ya "estaba ligada al mundo de la enfermedad ya que llevaba una pastoral de salud en mi parroquia que visitaba a enfermos de cáncer. Unos iban los domingos a llevarles la comunión o bien, realizaban visitas a domicilio para llevar una palabra de ánimo; ayudar a la familia en lo que se pudiera como, por ejemplo, que pudieran salir a comprar el pan".

Pero, ¿qué motivó a Manuel?. "Mi mujer conoció a una persona vinculada con la AECC y. cuando se abrió en Alcorcón el voluntariado de la Asociación, ella hizo los cursos preparatorios y comenzó a visitar. Esto me sedujo y me decidí a hacer los cursos. Como entonces trabajaba, no podía realizar visitas al hospital porque era por la mañana. Entonces, me propusieron visitar domicilios que no tienes horario fijo. Desde entonces, soy un 'soldado' más". afirma Manuel.

Manuel dedica buena parte de su tiempo a visitar a enfermos de cáncer que se encuentran en paliativos. Una tarea necesaria en una sociedad que vive muy deprisa. Manuel centra su tiempo en el hoy y el ahora. "Si ahora estoy contigo, me centro en que hablo contigo. No existe nada más. Lo mismo me ocurre en casa o en cualquier área de mi vida" comenta Manuel y es que, su capacidad de empatía y sus habilidades de gran oyente se palpan según le conoces.

Gracias a este voluntariado, ha aprendido mucho de la vida y la muerte. Los voluntarios tienen una reunión mensual con su coordinador para hablar, para contar qué tal les ha ido y qué necesitan "Moralmente no es fácil. Nos reunimos y hacemos una especie de charla formativa o planteamos nuestros problemas. Visitamos paliativos y no es fácil porque es gente que está esperando a morir". Pero se siente pagado; siente que la vida le ha dado una oportunidad para ayudar a otros y para construir un mundo nuevo "yo le contaba a mis hijos un pequeño chascarrillo en la noche de Reyes. Les decía 'yo ya he escrito la carta a los Reyes' y ellos me contestaban '¿y qué les has pedido?' a lo que yo decía 'un mundo nuevo' y mis hijos, sorprendidos, me comentaban '¿y qué te han dicho?' y les decía 'que ya lo tengo, que tengo un mundo de posibilidades por delante para crear el mundo en el que yo creo que puedo existir'" comenta Manuel con un tono dulce y risueño.

Y es que, crear un mundo nuevo quizá no sea fácil pero, entre todos, quizá sea una tarea menos ardua. Manuel cree en un mundo de ayuda, de fe, de esperanza y optimismo. Actualmente, visita a dos enfermos y a sus familiares en Alcorcón y Leganés y, los miércoles, va al Hospital de Vallecas y, en la sala de espera, monta un "café" improvisado. "Yo trato con quien me necesite, sean enfermos, sean familiares. A veces no es fácil entablar conversaciones pero, el sentido común te dirá de qué hablar. Los familiares, especialmente, están en ese ambiente de dolor permanente y, cuando viene alguien de fuera, pueden salir de ese ambiente. Yo soy una esponja que absorbe sus dolores, cabreos, enfados..." explica Manuel.

¿Y de qué se habla? - prosigo ensimismada. "Hablo de lo que me demanden. El otro día estuve con un señor al que le encanta la música. Pues hablamos de música. Hace unas semanas, con otro señor al que le encantaba el Sáhara. Pues de El Sáhara. Hablamos de fútbol si le gusta y ahí intento meter a mi Alcorcón...o, incluso, he llegado a hablar de maquillaje con una chica, muy joven, que está enferma y, para ir a hacerse una prueba al hospital, se maquilló. Y yo le dije, "estás muy guapa" y ella me contestó "cada vez que vengas, estaré así". Quizá puedan parecer tonterías pero, si consigues que esboce una sonrisa, recompensa".

Su visión de la vida, tras tantos años de ayuda a los demás, es diferente. Ha acumulado un aprendizaje vital que aplica en su día a día "Me están enseñando dignidad; a relativizar, a vivir de otra manera, más sosegada y a pensar, en muchas ocasiones, que no merece la pena preocuparse tanto por cosas superfluas" confirma Manuel.

Hablar con Manuel es como si te enfrentaras a un diario en blanco donde puedes escribir y escribir y él te lee y te lee. Es empatía. Es una palabra de aliento. Es un hombre de valores y principios. Con este voluntariado, Manuel lidia con el dolor que provoca la muerte y sus consiguientes lágrimas pero "llorar es bueno. Yo le digo a los enfermos y pacientes que las lágrimas, cuando son sinceras, limpian el ojo y el alma".

Un hombre de valores cuya escala de prioridades es profunda y arraigada "tengo una familia estupenda. Estoy felizmente casado desde hace 40 años. Tengo unos hijos y nieto estupendos" ¿Qué más se puede pedir?

Pues sí, este informático jubilado anima, fin de semana, tras fin de semana - y también fuera de casa- a su equipo, a su AD Alcorcón. A Manuel, que milita en la Peña Valderas, le gusta venir al fútbol y animar y cantar por su equipo: "Tras un partido, cuando llego a casa, mi mujer me ve y sabe si lo he pasado bien en el fútbol según como llegue con la voz. Si llego con buena voz, me dice 'no has disfrutado mucho porque no vienes ronco'. Me gusta cantar, animar… Si el equipo juega bien, me siento contento.En ese rato o me lo paso genial o lo paso mal. El día que ganamos, duermo mejor que cuando perdemos. Es normal, si perdemos no he liberado serotonina... Pero bueno, todo ello forma parte del deporte".

Relativizar. Vivir. Disfrutar. Ayudar. Cuatro verbos que bien son sinónimo de un nombre propio: Manuel Rollán, un ejemplo para todos.

El Club ha conocido a un abonado con un perfil y labor extraordinaria en la vida, contaremos con el para nuevos retos. Será todo un placer.

*Ser voluntario en la AECC, más info (aquí)