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Conociendo a los aficionados: Antonio Rodríguez, el coleccionista de cromos

Antonio Rodríguez llega temprano a Santo Domingo. Es un día entre semana y no hay nadie en el estadio. Sólo los jardineros. En breve, comenzarán a desfilar los jugadores por la puerta de utillería, la trasera del vestuario. Antonio ha venido a verles. No es la primera vez este año. Tampoco será la última. Antonio colecciona cromos de los futbolistas del Alcorcón y se acerca de vez en cuando por el campo para regalar los que tiene de más. Sabe que a los futbolistas les hace ilusión. A él también. No obstante, lleva haciéndolo así desde la primera temporada en Segunda, como él mismo recuerda: "Cuando subió el Alcorcón vi que había cromos de la Segunda División y entonces empecé a coleccionarlos. Desde el año 2011. Y vengo por aquí a que me los firmen. Aunque siempre hay alguno que se me escapa. Este año, Antonio Martínez y Fausto Tienza. Me van a quedar sin firmar." O no. Todo es cuestión de ir a un hotel cuando vengan a la ciudad con sus nuevos equipos. Algo que ya hizo para conseguir el autógrafo de Nagore, durante la etapa en el Levante del bravo lateral derecho. 

La afición de Antonio por el Alcorcón viene de lejos. Portero del Juvenil B a principio de los ochenta, empezó vendiendo botes en el estadio. "Un día, jugando todavía en el Plus Ultra, terminando infantiles, me acerqué por el campo y estaba Díaz Pablo trabajando con el portero. Le pregunté si necesitaban un portero más y me dijo que fuera a ver al Fotos (el utillero de entonces), que me diera ropa y que me pusiera a entrenar con ellos. Así fue como entré en el Alcorcón. Por motivos de trabajo sólo estuve una temporada pero le tengo mucho cariño al Club y por eso, cuando supe lo de la colección, me pareció muy bonito hacerla." Seis años más tarde, no tiene duda en señalar que los primeros cromos que consiguió, los del curso 2010-2011, son los que le siguen ilusionando más. Curiosamente, son también los únicos de los que no tiene un duplicado. De los demás, hay dos copias. Por este motivo, indica que "me cuesta mucho dinero esta afición. Cuando empecé, un cromo normal me podía costar 10 o 15 céntimos. Ahora puedo llegar a pagar hasta 50 céntimos. Los fichajes son más caros. Hay menos y valen bastante dinero. Este año he pagado 1,50€ por cada uno de ellos." 
Pero no sólo los duplicados encarecen el trabajo del coleccionista alfarero. También su generosidad supone un coste. "Hay muchos jugadores que me piden cromos y yo se los traigo. Aunque sin que me digan nada, siempre les doy tres. Y luego ya, los que quieran. El que más me ha pedido ha sido Rueda. Le encantaban. A Oriol Riera también. No sé si le di 11 o 12." Otro que tiene muchos, y no sólo por la amabilidad de Antonio, es Rubén Sanz. Es el único jugador que está en todas y cada una de las campañas. Pese a que no todos los jugadores son editados en este formato, el capitán ha sido reconocido por la editorial desde el principio. Algo que, como el propio Sanz admite, le hace feliz tanto a él como a su padre: "Mi padre va a buscarlos. Allí en Valladolid donde cambian cromos, va a buscarlos. Todavía no le he dicho que el de este año ya lo tengo." Claro, ya lo tiene porque Rodríguez ya se lo ha dado. 
La jornada va tocando a su fin. Los jugadores van saliendo por la puerta de utillería después del entrenamiento y se detienen para hablar con Antonio. Alguna firma más, algún cromo extra menos. Y a casa. La tarea está acabada por hoy. Es otra temporada que queda guardada a buen recaudo en su álbum. Toda una pieza de museo que ilustra la historia más reciente del Alcorcón de la forma más colorida posible. Y con el mayor de los sentimientos. Porque Antonio nunca va a olvidar el trato que muchos de los protagonistas de la colección le han dispensado. Sobre todo Anquela y Babin. "Si tuviera que quedarme con un cromo, me quedaría con el de Anquela o el de Babin. Están dedicados para mi hijo Sergio, que también estuvo en el fútbol base del Alcorcón, tres temporadas. Le trataron fenomenal y eso es algo que queda para siempre." Igual que su trabajo de compilación. Quedará para siempre.